lunes, 3 de enero de 2011

"La sombra del águila", de Arturo Pérez Reverte

“La sombra del águila”, de Arturo Pérez-Reverte, es un relato que se desarrolla entre lo cómico y lo trágico protagonizado por un batallón de prisioneros españoles obligados a luchar a las órdenes de Napoleón, “el maldito enano”, durante la campaña de invasión de Rusia.


Año 1812, el emperador Napoleón observa desde una colina el desarrollo de la batalla de Sbodonovo. Sus planes de victoria rápida en su avance hacia Moscú no se están cumpliendo. Concretamente, el flanco derecho se bate en retirada, machacado por el bombardeo de los cañones rusos. En medio del infierno, entre el humo y los cadáveres, Napoleón observa un hecho insólito, “un patético y enternecedor batallón con las guerreras azules de la infantería francesa de línea”, avanzando en buen orden, “águila al viento y erizado de bayonetas, en línea recta hacia el enemigo”.

Emocionado por el acto de valor del batallón, Napoleón se interesa por la identidad de los héroes. La respuesta será toda una sorpresa, se trata del 326 batallón de Infantería de Línea, formado por españoles hechos prisioneros en Dinamarca. El gran emperador no puede dejarles de lado y comienza una maniobra de auxilio a los 450 soldados que avanzan imperturbables hacia la gloria… o por lo menos eso es lo que cree Napoleón.

Comienza así una aventura original, muy divertida, en la que nos encontraremos con unos personajes con los que no podremos evitar encariñarnos a la vez que nos reiremos a carcajadas con los equívocos que se plantean a lo largo de la historia. La novela desvela también el esperpento de la guerra y pasaremos de la sonrisa a la melancolía ante la encrucijada que viven los protagonistas. Finalmente, como broche de oro, asistiremos a un retrato ridículo y satírico de Napoleón y sus generales entregados al peloteo y servilismo del emperador.

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1 comentario:

Rubén Torres de Mesa dijo...

Un clasicazo de las letras hispanas.

Creo que Reverte da en la tecla exacta de la carcajada al describir con tanto acierto el carácter, genio y figura del “español”: esa lúcida locura, ese “tonto el último”, ese “sálvese quien pueda”, y esa valentía de raza nacida del miedo y de la desesperación. Todos no somos iguales, no está bien generalizar, ¿pero quién no reconoce que lo que hizo el 326 batallón de Infantería no es totalmente “español”, y de ahí todas las carcajadas que nos provoca?

Podríamos debatir sobre eso. ¿Quién opina?