Víctor Ros. El misterio de la casa Aranda, de Jerónimo Tristante

Coincidiendo con el estreno de la serie de televisión Víctor Ros, la editorial Plaza & Janés publica El misterio de la casa Aranda, de Jerónimo Tristante, la primera novela de la saga protagoniza por este peculiar personaje que ha tenido continuación con El caso de la viuda negra, El enigma de la calle Calabria y La última noche de Víctor Ros. Este título es el eje central de los seis episodios de esta miniserie de TVE que resulta una adaptación digna y entretenida, y que puede suponer el aperitivo que nos lleve a devorar una novela que supera con creces la serie televisiva y que nos ofrece una historia narrada con exquisito gusto, con una cuidada y detallada ambientación histórica, unos atractivos personajes y una trama que hace las delicias de todos los aficionados al misterio y el suspense.

Jerónimo Tristante nos invita a viajar al Madrid decimonónico de la mano de un peculiar personaje que se ha descrito con acierto como una mezcla del Sherlock Holmes de Conan Doyle y el Grissom de CSI, con múltiples matices en su carácter y en su vida que lo convierten en un personaje que da mucho juego en una trama ya de por sí irresistible. La novela comienza en la primavera de 1877 con el joven subinspector Víctor Ros Menéndez regresando a Madrid por el fallecimiento de don Armando Martínez, el sargento Molinillo, su amigo, mentor y salvador.

En pocas páginas el autor describirá el pasado de Víctor y su relación con don Armando con una agilidad, habilidad y precisión de cirujano. El protagonista recordará su llegada a Madrid siendo un niño, acompañando a su madre, viuda, que dejó Extremadura huyendo del hambre y esperando encontrar mejor suerte. Pero pronto se frustrarán sus sueños y Víctor se dedicará a la delincuencia hasta que en su vida se cruce de forma providencial el sargento Armando.

Don Armando fue la persona que supo entrever en él “las cualidades ideales del sabueso en un mugriento raterillo de dieciocho años”. Le enseñó y ayudó a seguir el camino de la rectitud y la ley y le salvó de una vida de peligro, dolor, prisión y muerte. Nueve años después regresa a Madrid, convertido en un prometedor policía, un joven subinspector que se lo debe todo a su mentor, y que ahora se siente huérfano al haber perdido a su referente, la persona que le había enseñado todo en su oficio y en la vida.

Víctor pasa a formar parte de la recién creada Brigada Metropolitana, que tenía como objetivo “erradicar de raíz el crimen del Madrid más céntrico así como vigilar los grupúsculos de delincuencia organizada que comenzaba a mostrarse más activos tras los sucesos de 1868”. Comienza así su nuevo trabajo después de haber protagonizado un episodio que le ha dado fama pero que también le ha dejado en un estado de remordimientos al sentir que ha traicionado sus sentimientos liberales y cuyos detalles iremos descubriendo a lo largo de la narración.

El autor nos irá mostrando la situación emocional en la que se encuentra el protagonista, desilusionado y nostálgico, también la ayuda que recibirá de su nuevo compañero, un policía curtido en mil batallas, escéptico y descreído, que chocará con el carácter transgresor y reformista de Víctor, pero que se convertirá en su complemento ideal. Descubriremos la figura de Víctor Ros como hijo de una “sociedad que empujaba con sus moderneces al antiguo régimen", de un país que “luchaba por adaptarse al nuevo siglo. Contradictorio, católico y tradicional a veces, anticrerical y abierto en otras ocasiones. Una locura”.

Y cuando ya tengamos situadas las piezas principales de la trama, aparecerán dos mujeres que darán un vuelco radical a la vida del protagonista. Lola, “la Valenciana”, una joven prostituta con la que mantiene una relación especial y que le insta a investigar los asesinatos de tres prostitutas por los que las autoridades han demostrado un total desinterés; y Clara Alvear, hija del conde de Tordesillas, un noble asturiano venido a menos víctima de una estafa económica, con la que se cruzará de forma casual y por la que sentirá una fascinación absoluta, convirtiéndose en un amor platónico ya que “sabía que era casi imposible que llegara a cruzar una palabra con la joven”.

Pero otro caso se interpondrá en su camino y sacudirá sus cimientos sentimentales, abriéndole una puerta que creía cerrada. En la casa Aranda, tres mujeres, en el transcurso de los años, han intentado asesinar a su marido después de leer un párrafo de la Divina Comedia de Dante. La última, la hermana de Clara Alvear.

Víctor se sumergirá así en dos investigaciones que le llevarán por las altas esferas y los bajos fondos, mientras se encuentra en una encrucijada personal que condicionará sus decisiones y actos. Asistiremos a un relato trepidante, emocionante, lleno de acción y misterio, una lectura que será imposible de abandonar hasta llegar al final; un final que no defrauda y culmina con acierto una gran novela.

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