viernes, 24 de abril de 2015

La mediadora, de Jesús Sánchez Adalid

La mediadora, de Jesús Sánchez Adalid es la novela ganadora del VI Premio Abogados de Novela que convocan conjuntamente el Consejo General de laAbogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca del GrupoPlaneta. Una historia de sentimientos y resolución de conflictos, muy alejada del género del thriller al que pertenecían en su mayoría las novelas ganadoras de los premios anteriores de las novelas históricas del autor, género en el que se ha desenvuelto con maestría.


Jesús Sánchez Adalid e licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además se licenció en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Es profesor de ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo. Es autor de novelas históricas de gran éxito y ha recibido como reconocimiento numerosos galardones: Premio Fernando Lara, Premio Alfonso X el Sabio, Premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza, Premio Diálogo de Culturas, Premio Hispanidad y Premio Troa de Literatura con Valores. Ha sido elegido académico de número de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura.

El autor de obras como El Mozárabe, El caballero de Alcántara o Alcazaba sorprende con una novela que se adentra en terreno diferente al género histórico para ofrecernos una historia que se mueve entre problemáticas y conflictos de la mayor actualidad. El jurado del Premio ha resaltado que “se trata de una novela con personajes bien definidos, diálogos muy vivos de lectura sencilla y un tema muy actual no exento de polémica” y el autor ha declarado, después de conocer el fallo, que La Mediadora “es una novela que identifica todo un tiempo que nos ha tocado vivir, novedoso y ciertamente desconcertante. Pero es nuestro tiempo.”

¿Y de qué trata La mediadora? Pues precisamente de la figura que da título a la novela, la del mediador familiar, elemento novedoso en un país que tiene el triste honor de ser el quinto del mundo por número de divorcios. El autor quiere destacar el lugar que puede ocupar la mediación en la resolución de conflictos entre dos personas que han compartido todo durante años y que se adentran en un proceso de divorcio en el que comienza una guerra descarnada que no parece tener límites.

Y para lograrlo ha escogido una historia intensa, de sentimientos, invitando al lector a acompañar a la mediadora y ser testigo de las diferentes partes del conflicto, escuchar sus razones y buscar juntos una solución. La novela gira en torno a Mavi, jueza que deja su oficio para dedicarse a la escritura y Agustín, aparejador, quienes a punto de llegar a los cincuenta, después de veinticinco años de matrimonio y con dos hijas, se divorcian a iniciativa de ella en lo que supone un proceso doloroso y con una sentencia que avoca a Agustín a perderlo todo, sintiéndose, con razón, agraviado y víctima de una injusticia.

Agustí reacciona con furia y decide amargarle la vida a su ex mujer y comienza con un episodio tragicómico con el que arranca la novela y que supondrá el punto inicial de un círculo de movimientos, recuerdos, confidencias y reflexiones, que nos llevará por diferentes épocas de las vidas de los protagonistas, que tendrá también la participación de otros personajes secundarios pero claves en el desarrollo del relato y que culminará con el episodio final que cerrará el círculo de forma muy acertada, en un preciso ejercicio literario ejecutado por el autor.

La abogada Marga será la persona elegida para hacer de mediadora y ayudarles a encontrar una solución racional alejada de la frialdad de los juzgados. Marga es conocida de las dos partes y su labor como mediadora no será bien recibida, en principio, por ninguno de los dos. Pero su verdadera motivación no será solo su amistad con Mavi y Agustín, sino algo más profundo y personal, la oportunidad de redimirse después de una tormentosa experiencia que la había dejado marcada.

La mediadora es una invitación a tender puentes, dialogar, entenderse, buscar soluciones y acuerdos, a ceder por el bien común. Algo que, más allá de ser necesario durante el proceso de divorcio, es una receta imprescindible para no tener que llegar a la ruptura y conseguir matrimonios sólidos, que se enfrentan con valentía y compromiso a los obstáculos que se presenten.

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